El hombre amenazaba a una joven para que le mandara fotos desnuda por Facebook. El acosador cibernético ahora fue condenado a nueve años de cárcel efectiva.

En la vida real era Marcos José Dávila, un carpintero soltero de 36 años que vivía junto a su madre en una casa de barrio Juniors, de la ciudad de Córdoba.

En la vida virtual era “Brian Love”, se hacía pasar por un joven modelo y su obsesión era consumir fotos de chicas menores de edad desnudas.

Durante meses se hizo pasar por “Brian Love” en Facebook y tras ganar la confianza de una adolescente de 14 años, logró convencerla de que le enviara fotos desnuda a través de mensajes privados. Luego, comenzó a extorsionarla, siempre vía web, para que le mandara más imágenes de ese tipo a cambio de no difundirlas en la red social.

Asqueada y atemorizada, la chica se negó y, con sus padres, lo denunció.

El hombre cumplió con su promesa, difundió las fotos y la adolescente terminó con un grave trauma que le generó problemas sociales e incluso tuvo que abandonar el colegio, en una ciudad del Gran Córdoba.

Y la Justicia se expidió: ahora Dávila fue condenado a nueve años de cárcel, según lo dispuso la jueza Susana Cordi Moreno, de la Cámara 1ª del Crimen.

“Grooming”

Se trata de la primera condena por grooming en la provincia de Córdoba, como se denomina al acoso sexual por parte de un adulto a menores a través de medios electrónicos.

Si bien Dávila llegó a juicio acusado por grooming , terminó en prisión por delitos más gravosos, como lesiones graves (por el trastorno mental que le causó a la adolescente), coacciones calificadas y publicaciones de imágenes.

“Nunca se vieron cara a cara, pero tal fue el acoso cibernético y todo lo que le hizo hacer que la chica quedó con serios trastornos mentales, de allí la figura de lesiones graves. Fue algo terrible”, dijo la fiscal Dolores Romero Díaz.

“Se demostró que hubo una sola víctima y que los hechos ocurrieron en 2014, pero creemos que hubo más víctimas, por eso se ordenó profundizar la pesquisa”, añadió la funcionaria judicial.

En el juicio, desarrollado en los últimos días en Tribunales II, Dávila pidió perdón.

Si bien fueron importantes los aportes de testigos –como peritos técnicos judiciales y una psicóloga–, el punto clave de la acusación fue el duro testimonio que la víctima brindó, en su momento, en la cámara Gesell, el sistema para que declaren los chicos.